Una discusión sobre comunicación y cebos informativos en un mundo ahogado en datos.
Con un pensamiento similar al que debió tener William C. Hooker en 18941 cuando patentó la primera trampa para ratones en su forma más clásica (antes existieron otras patentes de ratoneras con mecanismos diferentes) basándose en el engaño y en el hambre como táctica parar atrapar al diminuto animal, hoy en día las personas usuarias de internet nos vemos atrapadas ante el desarrollo y consolidación del llamado clickbait o cibercebo (aunque la expresión traducida sea menos común) que nos hace llevar, si continuamos con la analogía, los ratones de nuestros ordenadores2 o nuestros dedos sobre las pantallas táctiles de tablets o smartphones, a ese titular engañoso pero casi irresistible al que nuestra débil mente no parece poder renunciar. El clickbait llena un “vacío de curiosidad” (‘curiosity gap’ [Yiteng Xing, 2016]) entre el contenido y la persona lectora, llevándonos de manera muchas veces tramposa a acceder a un contenido que luego, en un gran número de ocasiones, nos resulta decepcionante. Estrategias bien estudiadas dentro de un marketing minucioso, y una competencia brutal entre tanta sobreinformación, explican por qué los creadores de contenido han de buscar las formas de recabar nuestra atención, aunque sea a través de cebos engañosos o con, al menos, poca correspondencia con el real contenido de la noticia o artículo al que enlaza el llamativo cebo.
El término clickbait, dentro del contexto que aquí se trata, fue usado por primera vez en 19993 habiendo no obstante quien lo sitúa en 20064 existiendo antes, según ésta última información, el término precursor linkbait. De lo que no cabe duda no obstante, y más allá de situar en un punto u otro su origen, es de que su uso se empezó a extender con mayor vigor a principios de la década que nos ocupa. Cabe resaltar como ejemplo importante del establecimiento del concepto como tal, el hecho de que un diccionario tan importante como el Oxford lo haya añadido en agosto de 20145.
Entroncados desde hace años en una situación donde los medios se deben adaptar a velocidades de vértigo a las nuevas tecnologías y a las nuevas formas de comunicarse, en medio de una mediamorfosis (siguiendo a Fidler [1997] en B. García Orosa et al. [2017]), podemos visualizar una suerte de ring en el cual los distintos medios de comunicación, prensa, bloggers, influencers y, en definitiva, cualquier usuaria con un potencial de creación de contenido, se pelean figuradamente por conseguir nuestras visitas para aumentar su exposición, en un complejo y a la vez simple triángulo en el cual visitas, publicidad y ganancias se retroalimentan dando lugar a un debate que nos puede llevar hasta el terreno de la moralidad y conducirnos a reflexionar sobre hasta dónde se puede llegar solo por tratar de conseguir un clic o solo por hacer que nuestro dedo índice se vea tentando a señalar aquel decorado pero no decoroso titular, con la misma ilusión del niño que señala un avión flotando en el cielo en un bucólico atardecer.
Continuando con la analogía presentada en el primer párrafo, me parece muy curioso el paralelismo entre el queso que se pone en los cebos físicos para atrapar a aquéllos pobres roedores y los cebos que nos son puestos en nuestras navegaciones cotidianas por la red y tras los que, supuestamente, existe un finalidad de la búsqueda del beneficio económico de quien crea ese clickbait. Con el paralelismo me refiero al curioso hecho de que en slang norteamericano es bastante común la aceptación de queso (cheese) como dinero6. A partir de aquí podríamos convenir que se produce una inversión en el esquema de la analogía y si bien el queso era utilizado para atrapar ratones, siendo los ratones el objetivo directo del cebo, en la inversión seríamos las personas usuarias de internet el queso (dinero), ya que nuestras visitas a las páginas que nos ponen el cebo reportarían de un modo u otro un cierto beneficio a quienes crean el contenido. Desde este lado, el ratón del ordenador que hace clic o el dedo que presiona el enlace son tan solo el vehículo que hace de nexo entre ese cebo y la ganancia que representamos.
Por otra parte, centrándonos en aspectos como la realidad de la información o la deontología periodística, un estudio de B. García Orosa et al. (2017) concluye, tras analizar 28 medios, que la mayoría de los titulares analizados no responden a preguntas básicas del periodismo, ni cuentan la historia principal de las noticias, ofreciéndonos la información desde un punto de vista más cercano al sensacionalismo, donde priman las emociones y la curiosidad y no los criterios de noticiabilidad.
Finalmente, podemos sacar la conclusión de que existe una falsa correspondencia entre la manera en la que los medios quieren captar nuestra (cada vez más disputada) atención y, por otro lado, la información real como tal que nos quieren mostrar. Tal información parece en algunos casos pasar a un segundo plano una vez conseguido el objetivo principal, que no es otro que hacernos llevar el ratón (ya con el queso en la boca que representa el beneficio de nuestra visita) a un cebo camuflado tras las formas de un enlace al que solo le falta emitir destellos de neón para hacer que aún más irremediablemente acabemos dirigiéndonos a él. Todas estas dudas sobre veracidad periodística y cuestionamientos sobre la bondad de tales prácticas nos sitúan en otro terreno con no poca dosis de fango como sería el de las fake news o noticias falsas. Pero ese ya sería otro tema.
Notas:
- Enlace a la página de Wikipedia donde se cuenta la historia de la trampa para ratones: https://en.wikipedia.org/wiki/Mousetrap
- El ratón de ordenador tal y como lo conocemos fue creado por Douglas Engelbart en colaboración con Bill English. La patente del mismo fue pedida en 1967 y recibida en 1970.
- https://es.wikipedia.org/wiki/Clickbait
- https://knowyourmeme.com/memes/clickbait
- https://en.oxforddictionaries.com/definition/clickbait
- https://www.gocompare.com/money/funny-money/
Bibliografía:
- Y Xing (2016): «How does clickbait work: An eye-tracking method to discover people’s reactions». University of York. Recuperado de:
- B García Orosa, S Gallur Santorun, X López García (2017): «El uso del lenguaje audiovisual en la expansión de las artes escénicas fuera del teatro: el caso de Don Giovanni, de Mozart”. Revista Latina de Comunicación Social, 72, pp. 1.261 a 1.277.
- http://www.revistalatinacs.org/072paper/1218/68es.html
- DOI: 10.4185/RLCS-2017-1218
- R Fidler (1997): «Mediamorfosis: comprender los nuevos medios». Buenos Aires: Granica.